Nuestro sistema solar se fue dando forma debido a los choques que se produjeron entre cuerpos rocosos. Las observaciones de impactos similares nos proporcionan información sobre la frecuencia con la que ocurren estos eventos alrededor de otras estrellas.
La mayoría de los planetas y satélites rocosos de nuestro sistema solar, incluidos la Tierra y la Luna, se formaron o moldearon por medio de colisiones masivas que tuvieron lugar al principio de la historia del sistema solar. Al chocar entre sí, los cuerpos rocosos pueden acumular más material, aumentando de tamaño, o pueden romperse y desmenuzarse en varios cuerpos más pequeños.
Los astrónomos que utilizan el retirado Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, encontraron evidencias de este tipo de colisiones alrededor de estrellas jóvenes donde se están formando planetas rocosos. Pero esas observaciones no proporcionaron muchos detalles sobre los choques, como el tamaño de los objetos involucrados.
Esta ilustración representa el resultado de una colisión entre dos grandes cuerpos del tamaño de un asteroide: una nube de escombros masiva alrededor de una estrella joven. Spitzer, de la NASA, detectó cómo una nube de escombros bloqueaba la estrella HD 166191, lo que permitió a los científicos obtener detalles sobre el choque que aconteció.
Edición: R. Castro.