Investigadores de la NASA detectan tsunamis por su estruendo en la atmósfera.

Una nueva tecnología de vigilancia de riesgos utiliza señales GPS para cazar olas en el Cinturón de Fuego del Pacífico. El objetivo a largo plazo de GUARDIAN es aumentar los sistemas de alerta temprana.

Provocados por terremotos, volcanes submarinos y otras fuerzas que sacuden la Tierra, los tsunamis pueden devastar comunidades costeras. Y cuando se trata de alertar con antelación, cada segundo cuenta. Científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA están probando un novedoso método para detectar, desde los confines de la atmósfera, las olas más mortíferas del océano.

Denominado GUARDIAN (GNSS Upper Atmospheric Real-time Disaster Information and Alert Network), el sistema experimental de vigilancia aprovecha los datos de grupos de satélites GPS y otros satélites de orientación que orbitan nuestro planeta. En conjunto, estos grupos se conocen como sistemas mundiales de navegación por satélite o GNSS. Sus señales de radio viajan a cientos de estaciones científicas terrestres de todo el mundo, y esos datos son procesados por la red GPS Diferencial Global (GDGPS) del JPL, que mejora la precisión posicional en tiempo real hasta unos pocos centímetros.

El nuevo sistema tamiza las señales en busca de indicios de que se ha producido un tsunami en algún lugar de la Tierra. ¿Cómo funciona? Durante un tsunami, muchos kilómetros cuadrados de la superficie del océano pueden elevarse y descender casi al unísono, desplazando una cantidad significativa de aire por encima. El aire desplazado ondula en todas direcciones en forma de ondas sonoras y gravitatorias de baja frecuencia. Al cabo de varios minutos, estas vibraciones alcanzan la capa superior de la atmósfera: la ionosfera, cargada eléctricamente y cocida por el Sol. El consiguiente choque de ondas de presión con partículas cargadas puede distorsionar ligeramente las señales de los satélites de navegación cercanos.

Aunque los instrumentos de navegación suelen corregir estas perturbaciones ionosféricas, los científicos pueden utilizarlas como alarma para salvar vidas, señala Léo Martire, científico del JPL que desarrolla GUARDIAN. “En lugar de corregir esto como un error, lo utilizamos como datos para encontrar peligros naturales”, dijo Martire.

Según Martire, que copreside un grupo de trabajo del Comité Internacional sobre GNSS de las Naciones Unidas que estudia el uso de los sistemas de navegación por satélite para mejorar las estrategias de alerta temprana, la tecnología aún está madurando. En la actualidad, los resultados casi en tiempo real de GUARDIAN deben ser interpretados por expertos capacitados para identificar señales de tsunamis. Pero ya es una de las herramientas de vigilancia más rápidas de su clase: En 10 minutos puede producir una especie de instantánea del estruendo de un tsunami que alcanza la ionosfera. Y podría proporcionar hasta una hora de alerta, dependiendo de la distancia del origen del tsunami a la costa.

En estos momentos, el equipo GUARDIAN se centra en la zona geológicamente más activa del Cinturón de Fuego del Océano Pacífico. Cerca del 78% de los más de 750 tsunamis confirmados entre 1900 y 2015 se produjeron en esta región, según una base de datos histórica mantenida por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). GUARDIAN vigila actualmente algo más de la mitad de esta región de interés en el Pacífico.

El equipo de GUARDIAN está desarrollando un sitio web que permitirá a los expertos explorar el estado de la ionosfera casi en tiempo real mediante el estudio de enlaces individuales de estaciones de satélite de la red GNSS. Los usuarios pueden acceder a los datos de unas 90 estaciones alrededor del Cinturón de Fuego del Pacífico y descubrir señales de interés a los pocos minutos de producirse un evento. El objetivo del equipo es ampliar la cobertura y perfeccionar el sistema hasta que pueda detectar automáticamente tsunamis y otros peligros, como erupciones volcánicas y terremotos.

La NASA da la bienvenida a España como 25º signatario de los Acuerdos de Artemis

En una ceremonia celebrada el martes en el Palacio de la Moncloa de Madrid, España se convirtió en el vigésimo quinto país en firmar los Acuerdos de Artemis. El administrador de la NASA, Bill Nelson, participó en la ceremonia de firma por parte de la agencia, y Diana Morant, la ministra de Ciencia e Innovación española, firmó en nombre de España.

También asistieron Pedro Sánchez, presidente de España, Julissa Reynoso, embajadora de Estados Unidos en España y Andorra, y Karen Feldstein, administradora asociada de la NASA para relaciones internacionales e interinstitucionales.

Los Acuerdos de Artemis establecen un conjunto de principios prácticos para guiar la cooperación en materia de exploración espacial entre naciones, incluidas las que participan en el programa Artemis de la NASA.

“La alianza entre Estados Unidos y España en materia espacial ha sido patente desde hace décadas, pero hoy la elevamos a nuevas cotas”, dijo Nelson. “Como el miembro más reciente de la familia de los Acuerdos de Artemis, España salvaguardará nuestros ideales compartidos, ayudando a garantizar que la rápida expansión de la humanidad hacia el espacio se realice de manera pacífica, segura y transparente”.

“El espacio es un ejemplo de colaboración internacional y una prioridad para nuestro proyecto de país”, dijo el presidente Sánchez. “Estamos ante una apuesta del Gobierno de España por un sector clave que genera oportunidades y empleo de calidad, un ámbito prioritario y estratégico, imprescindible para ayudar y proteger a nuestra sociedad”.

La NASA, en coordinación con el Departamento de Estado de Estados Unidos, anunció el establecimiento de los Acuerdos de Artemis en 2020. Los Acuerdos de Artemis fortalecen e implementan el Tratado del Espacio Exterior de 1967. También refuerzan el compromiso de Estados Unidos y de las naciones asociadas con el Convenio de registro, el Acuerdo de rescate y retorno, así como las buenas prácticas y las normas de comportamiento responsable que la NASA y sus socios han respaldado, incluida la divulgación pública de datos científicos.

Otras naciones firmarán los Acuerdos de Artemis en los meses y años venideros, ya que la NASA sigue trabajando con sus socios internacionales para establecer un futuro seguro, pacífico y próspero en el espacio. El trabajo con socios tanto nuevos como existentes añadirá nueva energía y competencias para garantizar que todo el mundo pueda beneficiarse de nuestro viaje de exploración y descubrimiento.